Avidya: la ignorancia. La figura de la derecha es una persona ciega con un bastón, que no puede caminar sola. Simboliza la “ceguera” ante nuestra verdadera naturaleza, que es la ignorancia primordial.

Samskara: formaciones mentales o acciones volitivas. Simbolizada por un alfarero “creando” lo que serán formaciones kármicas.

Vijñana: la conciencia, consciente o como almacén inconsciente de semillas mentales. Simbolizada por un mono en un árbol.

Nama-rupa: literalmente significa nombre y forma, nuestro ser físico. Se representa con dos personas navegando en una barca.

Sadayatana: quiere decir 6 Ayatanas, que son los 5 sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto, más un sentido que para el budismo es uno más: la mente. Se simboliza con unas casas vacías con ventanas.

Sparsha: es el contacto entre el órgano sensorial, el objeto percibido por éste y la conciencia. Se representa por una pareja en contacto íntimo.
Vedana: la sensación. Ésta podrá ser: agradable desagradable o neutra. Simbolizada por una persona con una flecha en un ojo.

Trishna: es el deseo, consecuente de las sensaciones agradables. También se le llama la sed. Está representado por una persona bebiendo vino, mientras otra le sirve.

Upadana: el apego, causa del sufrimiento.

Bhava: es el el devenir, el “llegar a ser”. Las consecuencias de lo que deseamos.
Jati: el nacimiento
Jaramarana: la degradación del cuerpo físico y la muerte. En la parte derecha se ven dos personas transportando un cadáver. Lo que se ve en la izquierda son dos buitres alimentándose del cadáver (es una costumbre en Tíbet el alimentar con el cuerpo a las aves carroñeras en lo que llaman un 'funeral aéreo')

La rueda está sostenida entre sus garras por Mara, adornado con calaveras, otro tipo de interpretaciones denominan a este arquetipo Yama, el señor de la muerte. Mara alude de una manera explícita a un demonio un señor de la destrucción, el cual está descrito en los sutras que hablan del momento de la liberación del Buda Shakyamuni como el ser que trató de impedir mediante sus poderes esta liberación. Una interpretación más sutil habla de Mara como la ignorancia que impide nuestra propia liberación, nuestros impedimentos mentales qué hacen que sigamos renaciendo una y otra vez.
Reino celestial o reino de los Devas:
Los Devas son seres no humanos, divinos según la tradición budista, con características tales como una vida más larga y feliz, y mayores habilidades que otro tipo de seres, sin embargo, la naturaleza divina de estos seres no ha de confundirse con el concepto de Dios occidental, en tanto en cuanto no son omniscientes ni omnipotentes. La duración de su vida es muchísimo más larga que la de los seres de los otros reinos, sin embargo los Devas también han de perecer y pasar a otros reinos de existencia cuando su karma se agota, ya que todavía no son seres liberados.En la rueda del Samsara se les puede ver en la parte derecha batallando con los Asura.
Reino animal:
Un plano en el que los seres tratan de sobrevivir y conseguir alimento, sin el intelecto que poseen los seres de los demás reinos.
Algunos son cuidados por el humano y viven más o menos plácidamente como mascotas, sin embargo el humano también los utiliza para duras labores, para alimento y los mantiene en cautiverio de muy diferentes maneras.
Es un plano en el que no se tiene la capacidad de realizar una práctica budista, mejorando su karma, sino que sólo queda el agotar éste y poder renacer en reinos superiores.
Reino de los Asuras:
Los Asuras son en cierto modo superiores a los humanos, supernaturales, pero, aun teniendo una vida más larga y placentera en algunos aspectos, todavía viven en la desdicha, atrapados en la codicia, envidia, orgullo, ira y demás emociones perturbadoras.
Quizás un concepto occidental que podría tener cierta similitud con el de estos seres sería el de semidiós o el de Titán de la mitología griega. Ansían la situación en la que viven los Devas. En esta obra se les ve batallando con éstos, en un intento por talar el árbol que hay entre los dos reinos.
Resulta que este árbol tiene sus raíces en el reino Asura pero da sus frutos en el reino de los Devas.
Reino de los Pretas:
Los Pretas son “espíritus hambrientos”, pueden provenir del reino humano, de aquellos que han sido dominados por la codicia y la avaricia.
Se caracterizan por tener los vientres hinchados y las gargantas estrechas, sufren de un hambre eterna imposible de ser satisfecha, incluso se describe a veces como un hambre por objetos repugnantes, o en algunos casos por la sangre humana.
En cierto modo tienen la connotación de fantasmas, en la cultura japonesa es un arquetipo bastante presente, allí se les denomina Gakis.
Reino infernal:
En estos planos la existencia no es eterna, como en el concepto infernal de Occidente, aunque la vida allí se mide en billones, incluso trillones de años. En budismo se utiliza el Kalpa como la medida de un tiempo de estas duraciones, parecido al Eón occidental.
Hay diferentes infiernos, o Narakas, como se les llama en budismo, en ellos se renace por la acción del Karma creado por cada ser, sin que haya ningún juicio externo de una divinidad.
La imaginería desplegada para estos lugares no tiene nada que envidiar a los tormentos descritos en otras religiones.
Habría dos tipos de Narakas:
Los reinos del frío: de diferentes intensidades, donde se sufre de congelación y soledad. La piel, músculos y órganos se quiebran por congelación.
Los reinos ardientes: también de varios grados de sufrimiento y tiempo de permanencia en cada uno. Las llamas y el calor provocan tormentos a los que se suman diferentes torturas y castigos.
Reino humano:
Aquí se describen diferentes escenas: desde personas en meditación, monjes dedicados a una vida de práctica budista cultivando “mérito”, a personas entregadas a la complacencia.
Lo que hace único a este reino según la filosofía Budista es que es el más adecuado para mejorar, practicando según esta filosofía de vida. Esto es porque debido a la experiencia del sufrimiento que causamos a los demás y a nosotros mismos, el ser humano puede intentar llevar una práctica de mejora, evitando causar más sufrimiento. Este sufrimiento no siempre es abrumador como en un estado infernal o como en el mundo de los Pretas, pudiendo servir como un estímulo a la práctica, ya que además el estado humano permite en ocasiones el sentir cierta serenidad, paz y el poder cultivar sentimientos positivos.
Por otro lado, el humano dispone de la inteligencia y habilidades para la práctica budista, las cuales no se encuentran por ejemplo en el reino animal.
En el Budismo se habla del 'perfecto renacimiento humano'. Quiere decir que ocasionalmente en un renacimiento se reúnen todas las características propicias para la práctica budista: el reino adecuado y además una situación adecuada, como el tener la capacidad necesaria, el encontrar las enseñanzas y que se den las circunstancias para dicha práctica (como por ejemplo tener libertad para realizarla, algo que no ocurre siempre, ni en todos los lugares).
La enseñanza budista utiliza la siguiente metáfora para que apreciemos esta oportunidad:
“Un aro flota a la deriva en la inmensidad del océano. En él vive una tortuga ciega que sube a la superficie únicamente cada 100 años. Es más probable que en una de las ocasiones en que la tortuga emerge lo haga justo donde está el aro sacando la cabeza a través de él, que un ser obtenga un perfecto renacimiento humano”.

Si continuamos observando esta parte más interior vemos dos zonas de fondo claro y oscuro:
En la parte clara lo que vemos de abajo a arriba es el paso hacia un estado de liberación siguiendo un camino de purificación
En La parte oscura, de arriba abajo lo que hay es un camino que sumerge la mente cada vez más en la oscuridad de la ignorancia

Los tres venenos:
Esta parte circular interior incluye 3 animales mordiéndose el uno al otro formando una rueda puesto que están conectados entre sí. Simbolizan lo que en budismo se conoce como los 3 venenos o los 3 fuegos.

Estos animales son:
- Un gallo que simboliza la avaricia o el apego.
- Una serpiente que simboliza la ira o la aversión.
- Un jabalí que simboliza la ignorancia.
Estos tres impedimentos a la liberación tendrían sus antídotos en la ecuanimidad, la compasión y la sabiduría respectivamente.